Pastoral de Movilidad Humana: Compromiso
de la Iglesia y de la Sociedad
Después de los saludos de bienvenida, y los distintos discursos de apertura al Congreso, se procedió a realizar la conferencia magistral del Evento: “PASTORAL DE MOVILIDAD HUMANA, COMPROMISO DE LA IGLESIA Y DE LA SOCIEDAD., De Monseñor Antonio María Veglió, Presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de Migrantes e itinerantes (PCPME), en su representación, el Padre Matthew Gardzinski, Encargado Pastoral de Migrantes, hizo la exposición del mismo.
Padre Matthew Gardzinski
El Card.Veglió decía que "debemos situar la solicitud pastoral de la Iglesia y su relación con el desafío que representa la movilidad humana y aunque exista una relación directa entre el incremento de las migraciones y el cambio de las condiciones sociales actuales, la misión de la Iglesia seguirá siendo siempre la misma: anunciar el Evangelio a todos los pueblos"
En relación a los cuatro puntos principales en referencia a este congreso: Apostolado del mar; Pastoral de Migrantes y Refugiados; Pastoral de itinerantes y Pastoral del Turismo, puso en evidencia los 10 principios fundamentales de la Doctrina Social de La Iglesia, en el contexto de la pastoral de la movilidad humana, a saber:
1.- Principio de la dignidad humana: cada persona ha sido creada a imagen y semejanza de Dios. Una terminología y un concepto a menudo ignorado o no reconocido en el debate público. Dignidad que debe ser respetada y promovida. Tiene derecho a vivir en condiciones de seguridad y sin miedo, con acceso a un sistema judicial justo.
Es un concepto completamente diferente con respecto a definiciones caracterizadas por aspectos sociales, políticos y culturales.
2.- Principio de asociación: es necesario considerar también los aspectos sociales del individuo; una persona alcanza su realización gracias a su relación con el otro. La familia desempeña un papel fundamental y básico, es la célula fundamental de la sociedad. Pero es particularmente vulnerable en esta situación, no solo los que se marchan, sino también los que quedan.
Con el fin de promover el desarrollo armónico e integral, la Iglesia debe seguir garantizando una posibilidad real de inserción y de participación.
3.- Principio de Subsidiaridad: Todas las personas tiene derecho a participar en la vida económica, política y cultural de la sociedad.
La movilidad humana exige la participación de todos los agentes, a todos los niveles y debe ir unido al principio de solidaridad, de forma que el primero no caiga en la trampa del particularismo social, ni el segundo se deteriore en el asistencialismo..
4.- Principio de solidaridad: unidad de todo el género humano en el que debe inspirarse en última instancia la solidaridad. La Iglesia respeta la soberanía nacional y el derecho de los países a mantener y a controlar sus fronteras, pero debemos afrontar juntos la realidad de la movilidad humana en la era de la globalización. Debemos trabajar por la globalización de la solidaridad.
5.- Principio de participación: todas las personas tienen derecho a participar en la vida económica, política y cultural de la sociedad a que pertenecen. El derecho de no verse excluida de la participación en aquellas instituciones necesarias para la realización del ser humano. No se debería impedir a las personas a alcanzar el desarrollo de acuerdo con sus respectivas culturas.
Es necesario tener establecimiento de niveles mínimos de participación de todas las personas.
Pero la injusticia más extrema es la de abandonarlos o tratarlos como si no fueran miembros de la raza humana.
6.- Principio del bien común: es obligación de todos trabajar para alcanzar este bien común, para que sea una realidad cada vez más presente en el mundo actual.
La experiencia de la fraternidad común en el contexto de toda la familia humana es una experiencia de una relación que une, en la que existe un vínculo profundo con el otro, diferente a mí, basado en el simple hecho de ser seres humanos.
7.- Principio de la destinación universal de los bienes: los bienes materiales de esta tierra para el desarrollo de la humanidad, exige que los pobres y los marginados deban ser objeto de mayor destinación. Poner a su disposición los medios para que puedan cubrir sus necesidades y entrar en la vía del desarrollo.
8.- Principio del trabajo digno. El trabajo humano participa y refleja la solicitud creativa y providencial de Dios por el Universo. La sociedad debe buscar la justicia económica y la economía debe servir a las personas y no viceversa.
Derecho a un trabajo productivo, a salarios decentes y justos, a formar sindicatos para proteger sus intereses, y a condiciones laborales seguras.
La dignidad del trabajo exige el respeto mutuo y un trato justo.
9.- Principio de la Dignidad de la creación: la vida de la creación exige un cambio en las acciones humanas tanto en el comportamiento moral como en el progreso técnico; exige la moderación y la mesura.
Aceptar cambios en el estilo de vida puede facilitar el camino hacia una economía mundial sostenible y equitativa; se tendría más tiempo para la familia, los amigos, las responsabilidades cívicas, y para aquellos que pueden sentirse extranjeros en una sociedad o en un país nuevo
10.- Principio de la promoción de la Paz: la definición de paz no debe entenderse únicamente como la ausencia de un conflicto violento. Implica la formación de relaciones sólidas y buenas en la vida del hombre, en todos los aspectos de su existencia.
Implica la promoción integral de la persona humana; pasar de una cultura del rechazo a una cultura del encuentro y de la acogida, teniendo en cuenta todas las dimensiones de la persona, incluyendo aquella espiritual.
El fenómeno de la movilidad humana es global y exige nuestra respuesta a la situación planteada por la existencia de migrantes, refugiados, solicitantes de asilo e itinerantes.en un mundo en el que muchos tienen la oportunidad y /o la necesidad de abandonar su patria.
Y concluye con un escrito del Papa Ratzinger: “Una consecuencia de lo dicho es que la búsqueda siempre nueva y fatigosa de rectos ordenamientos para las realidades humanas es una tarea de cada generación; nunca es una tarea que se pueda dar simplemente por concluida.
“No obstante cada generación tiene que ofrecer también su propia aportación para establecer ordenamientos convincentes de libertad y de bien, que ayuden a la generación sucesiva como orientación al recto uso de la libertad humana”. (Benedicto XVI- Spe Salvi 25).
Rita Cardozo
Migrantes hoy
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