Nueva edición de la peregrinación náutica por el Lago Nahuel Huapi
Es en memoria a Nuestra Señora del Nahuel Huapi, la virgen que estuvo en la actual península Huemul en la misión jesuítica "Nahuelhuapi", durante el siglo XVII. Se realizará la primera semana de marzo. Es la primera señal de evangelización permanente en la historia de la Patagonia.
Por gestión del Padre Pascual de la Iglesia Catedral de San Carlos de Bariloche junto al Padre Daniel de la parroquia de Villa la Angostura se busca reiniciar el vínculo religioso de la Peregrinación Náutica entre ambas localidades, en memoria de Nuestra Señora de Nahuel Huapi, originalmente "Nuestra Señora de los Poyas".
Una lancha de Prefectura sería la encargada de trasladar la imagen de Nuestra Señora del Nahuel Huapi desde Bariloche cruzando el lago hasta al puerto de Bahía Mansa y luego en procesión se la llevaría hasta la parroquia angosturense, donde permanecería durante uno o dos días, según informó Yayo de Mendieta en La Angostura Digital.
En principio, falta ajustar detalles, pero ambas partes coinciden en la importancia de reactivar este lazo histórico religioso que une ambas localidades a través del "Gran Lago", según lo describiera el misionero Nicolás Mascardi.
La Peregrinación Náutica surge después de la llegada de la réplica de Nuestra Señora de Nahuel Huapi el 4 de junio del 2004, cuya imagen original se encuentra en la iglesia de Achao, Chile, tras la destrucción total de la misión jesuítica en la actual península Huemul, el 14 de noviembre de 1717.
Quien esto escribe logró, después de 4 años de intenso trabajo de investigación histórica incluso viajando a Roma para consultar los archivos de la Compañía de Jesús, localizar finalmente la imagen en esta iglesia del sur de Chile que fue construida en el siglo XVII.
El primer jesuita que misionó en la zona del lago Nahuel Huapi fue Diego de Rosales, quien fue enviado por el gobernador de Chile Antonio de Acuña y Cabrera para intentar pacificar a los puelches y poyas (nombre que los mapuches daban a los patagones septentrionales) tras la expedición esclavista de Luis Ponce de León en 1649.
Puso como condición que se le entregaran los indígenas cautivados en las expediciones esclavistas de Ponce de León y otros anteriores. Guiado por uno de los cautivos, el cacique Catinaquel, atravesó la cordillera por el paso de Villarrica en 1650 —posiblemente el actual paso Malalco, o bien por la zona de las lagunas de Epulafquen en el alto río Neuquén — llegando al Nahuel Huapi.
Fuente: El Cordillerano
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