lunes, 6 de enero de 2014

Vacaciones

Vacaciones, para disfrutar y hacer rendir
Por Rodrigo Aguilar Martínez, obispo de Tehuacán

Está llegando el tiempo de vacaciones de verano, que incluye sobre todo a los estudiantes, maestros y personal de apoyo en las escuelas; es ocasión favorable para tener vacaciones en familia, pues acomodan en este tiempo vacaciones laborales.
Las vacaciones son tiempo de descanso, merecido por el trabajo intenso;(...)  descansar no quiere decir flojear, sino cambiar de ritmo de vida para dedicarse a fondo en otros aspectos necesarios por atender en lo personal, familiar o social.
Ciertamente las vacaciones no significan descansar de los principios y los valores que sensibilizan, sostienen y dirigen las opciones fundamentales de la vida, y que se resumen en vivir según la verdad, el bien y la belleza, no sólo para cultivar la relación humana sino también la relación con Dios.

Teniendo esto en cuenta, sugiero a usted varias cosas, que puede ejercitar sabia y fructuosamente en vacaciones:
Es sano saber disfrutar de la vida: del bien y la belleza presentes en cada persona y acontecimiento; saber apreciar lo mucho que recibimos de los demás y, en último término, de Dios a través de los demás.
También ejercite capacidades y habilidades que en tiempos de trabajo ordinario quedan un poco arrinconadas, de modo que cultive lo que le es más propio, individual e irrepetible de sí mismo y no sólo como oportunidad de desarrollo personal, sino para bien de los que están en torno suyo, sea familia o comunidad en general.
Lo mencionado anteriormente va en el sentido de «saber recibir» y «saber dar»: que incluya también, por ejemplo, el contacto con la naturaleza, la lectura de un libro que ha quedado pendiente, el diálogo con más cercanía e intimidad —diálogo conyugal, entre padres e hijos, entre hermanos, entre amigos—. Saber recibir y dar por medio del diálogo profundo es algo muy enriquecedor.
El contacto más reposado y cercano con la naturaleza y con los demás, lleve también a incrementar el contacto con Dios.
Por otro lado, la vida no está exenta de tensiones de diverso tipo, —por ejemplo el desgaste fisiológico por la edad o una enfermedad progresiva; el tipo de relación que se ha ido estableciendo en la familia o en el trabajo; las consecuencias por decisiones y acciones mal hechas por nosotros o por otros y que nos han afectado, etc.—; dichas tensiones son parte de la existencia y de la orientación por una vida que tenga sentido. Pues bien, las vacaciones pueden ser propicias para atender con más detenimiento esas tensiones y nuestra reacción a las mismas, a fin de superar la amargura y el derrotismo y, en cambio, rehacernos interiormente, recuperando la esperanza.
Sea ahora o después cuando usted las vaya a tomar, deseo para usted unas felices y fructuosas vacaciones.

 

Decálogo para vivir unas vacaciones cristianas
Por Javier Salinas Viñals, Obispo de Tortosa

1. Vive la naturaleza. En la playa, en la montaña, en la serranía, descubre la presencia de Dios. Alábale por haberla hecho tan hermosa.
2. Vive tu nombre y condición de cristiano. No te avergüences en verano de ser cristiano. Falsearías tu identidad.
3. Vive el domingo. En vacaciones, el domingo sigue siendo el día del Señor y Dios no se va de vacaciones. Acude a la Eucaristía dominical. Tienes, además, más tiempo libre.
4. Vive la familia. Dialoga, juega, goza con ellos sin prisas. Reza en familia. Asiste al templo también con ellos.
5. Vive la vida. La vida es el gran don de Dios. No hagas peligrar tu propia vida y evita riesgos a la vida de los demás.
6. Vive la amistad. Desde la escucha, la confianza, la ayuda, el diálogo, el enriquecimiento y el respeto a la dignidad sagrada de las demás personas.
7. Vive la justicia. No esperes que todo te lo den hecho. Otros trabajan para que tú tengas vacaciones. Ellos también tienen sus derechos. Respétales y respeta sus bienes.
8. Vive la verdad. Evita la hipocresía, la mentira, la crítica, la presunción engañosa e interesada o la ociosa vanagloria.
9. Vive la limpieza de corazón. Supera la codicia, el egoísmo y el hedonismo. Vacación no equivale a permisividad.
10. Vive la solidaridad. No lo quieras todo para ti. Piensa en quienes no tienen vacaciones, porque ni siquiera tienen el pan de cada día. La caridad tampoco toma vacaciones.

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